martes, 4 de marzo de 2008

EL IMPERIALISMO.CONCEPTOS

ACULTURACION:Recepción y asimilación de elementos culturales de un grupo humano por parte de otro.

CHOVINISMO:Exaltación desmesurada de lo nacional frente a lo extranjero.

QUININA: Alcaloide de la quina, principio activo de este medicamento febrífugo. Es una sustancia blanca, amorfa, sin olor, muy amarga y poco soluble, que se emplea en forma de sales.

COLONIA:Territorio fuera de la nación que lo hizo suyo, y ordinariamente regido por leyes especiales.
Territorio dominado y administrado por una potencia extranjera.

PROTECTORADO:Parte de soberanía que un Estado ejerce, señaladamente sobre las relaciones exteriores, en territorio que no ha sido incorporado plenamente al de su nación y en el cual existen autoridades propias de los pueblos autóctonos.
Territorio en que se ejerce esta soberanía compartida.

DARWINISMO SOCIAL:
El darwinismo social es una teoría social inspirada en la selección natural propuesta por Charles Darwin, en los inicios de la teoría de la evolución. Sin embargo, a diferencia del mecanismo evolutivo propuesto por Darwin, el darwinismo social considera que la selección natural no afecta únicamente a características biológicas de una población, sino que en el caso de la sociedad humana, además afectaría a su propio desarrollo y al de sus instituciones. Así, igualmente hay que aclarar que el propio Darwin nunca consideró este tipo de implicaciones de su teoría. Por ello, la mayor parte de las conclusiones asociadas con teorías de tipo darwinismo social no son consideradas válidas científicamente por los biólogos evolucionistas, es decir, se las considera como pseudociencia (ver por ejemplo: El gen egoísta de Richard Dawkins o La falsa medida del hombre de Stephen Jay Gould).

EUROCENTRISMO: Tendencia a considerar los valores culturales, sociales y políticos de tradición europea como modelos universales.

METRÓPOLI:Nación, u originariamente ciudad, respecto de sus colonias.

UNIFICACION DE ITALIA


Militar y político italiano. Durante su juventud siguió los pasos de su padre, un marino de origen genovés, y estuvo embarcado durante más de diez años. En 1832 consiguió el título de capitán de buques mercantes. Mientras trabajaba al servicio de la marina sarda, tomó parte en un motín republicano en el Piamonte que resultó fallido. Si bien pudo escapar, fue condenado al exilio. Por aquel entonces había entrado en contacto con la obra de Giuseppe Mazzini, el gran profeta del nacionalismo italiano, y la del socialista francés Saint-Simon. Entre 1836 y 1848 vivió en Sudamérica, donde participó en varios acontecimientos bélicos, siempre al lado de quienes combatían por la libertad o la independencia. En 1836 intervino voluntariamente como capitán de barco en la fracasada insurrección secesionista de la república brasileña de Rio Grande do Sul y en 1842 fue nombrado capitán de la flota uruguaya en su lucha contra el dictador argentino Juan Manuel de Rosas. Al año siguiente, durante la defensa de Montevideo, organizó una legión militar italiana, cuyos miembros fueron los primeros «camisas rojas». Noticias de su buen hacer como militar y estratega llegaron hasta Europa, adonde regresó en 1848 para luchar en Lombardía contra el ejército austríaco y dar un primer paso hacia la unificación de Italia, que fue su objetivo durante las tres siguientes décadas.

Su intento de hacer retroceder a los austriacos no prosperó y debió refugiarse primero en Suiza y posteriormente en Niza. A finales de 1848, sin embargo, el papa Pío IX, temeroso de las fuerzas liberales, abandonó Roma, adonde se dirigió Garibaldi junto a un grupo de voluntarios. En febrero de 1849 fue elegido diputado republicano en la asamblea constituyente, ante la cual defendió que Roma debía convertirse en una república independiente. En abril, se enfrentó a un ejército francés que intentaba restablecer la autoridad papal, y lo propio hizo en mayo ante un ejército napolitano. Si bien no tenía opción alguna de evitar la caída de la ciudad, su lucha se convirtió en uno de los más épicos y recordados pasajes del Risorgimiento. El 1 de julio, Roma fue finalmente asaltada, y Garibaldi y sus hombres se refugiaron en el territorio neutral de San Marino. Condenado por segunda vez al exilio, residió en Tánger, Staten Island (Nueva York) y Perú, donde regresó a su antiguo oficio de capitán de buque mercante. En 1854, Cavour, el primer ministro piamontés, creyó que si le permitía volver a Italia, Garibaldi se alejaría del republicano Mazzini. Para ello, le concedió el mando de las fuerzas piamontesas en lucha con las austriacas. Venció en Varese y Como, ambas en mayo de 1859, y entró en Brescia al mes siguiente, con lo cual el Reino de Lombardía se apropió del Piamonte.

Conseguida la paz en el norte del país, Garibaldi se dirigió a Italia central. Víctor Manuel II, rey piamontés, dio al principio su apoyo a un ataque contra los territorios papales, pero a última hora le pareció demasiado peligroso y le obligó a abandonar el proyecto. Garibaldi aceptó la renuncia y se mantuvo fiel, pero la cesión de Niza y Saboya a Francia por parte de Cavour y Víctor Manuel le pareció un acto de traición y decidió actuar por su cuenta. Como por el norte un acuerdo era imposible, decidió forzar la unificación conquistando el Reino de Nápoles, bajo soberanía borbónica. En mayo de 1860, al frente de un ejército de un millar de hombres (la expedición de los mil o de los «camisas rojas»), se apoderó de Sicilia y en septiembre entró en Nápoles, que cedió a Víctor Manuel II. En 1861 se proclamó el nuevo Reino de Italia, pero desde sus inicios Garibaldi se mantuvo en la oposición, pues Roma continuaba siendo ciudad papal. Con la consigna de «Roma o la muerte», intentó durante años luchar contra el poder pontificio, sin demasiado éxito, hasta que en 1862, en la batalla de Aspromonte, cayó herido y fue hecho prisionero. Tras ser amnistiado, pasó a presidir el Comité Central Unitario Italiano y ofreció sus servicios a Francia. Fue elegido diputado para la Asamblea de Burdeos (1871) y diputado al Parlamento italiano (1875), el cual pocos años antes de su muerte le asignó una pensión vitalicia por los servicios prestados.




LA UNIFICACION DE ALEMANIA


Otto Eduard Leopold von Bismarck-Schönhausen ,llamado el canciller de Hierro, fue un político prusiano, artífice de la unificación alemana y pieza clave de las relaciones internacionales de la segunda mitad del siglo XIX.


SIGNIFICADO HISTORICO


Aristócrata identificado con la clase de los terratenientes más grandes de Alemania (junker), supo conciliar con gran pragmatismo sus intereses con los cambios del mundo contemporáneo hacia la sociedad burguesa (Revolución burguesa), el liberalismo (Revolución liberal) y el capitalismo de la Revolución Industrial. Su ideología puede calificarse a la vez de nacionalista, conservadora y monárquica; proviene del despotismo ilustrado que caracterizó al estado prusiano desde el siglo XVIII y la Restauración posterior a las guerras napoleónicas, cuando Hegel le dio la definición teórica más acabada. Vivió la oportunidad histórica del proceso de unificación alemana, que lideró en beneficio de Prusia y su rey, Guillermo de Hohenzollern, que acabará siendo el kaiser Guillermo I; y en perjuicio de los intereses estratégicos de Austria y Francia.
Estableció un sistema
diplomático muy sofisticado, que los historiadores han convenido en denominar como Sistemas Bismarckianos, aplicado tanto en Europa como en el mundo extraeuropeo sometido al Nuevo Imperialismo, y que convirtió a Berlín en la capital diplomática del mundo (Congreso de Berlín sobre los Balcanes, 1878, Conferencia de Berlín sobre África, 1884-1885). Al estar basado en el equilibrio de poder entre las potencias europeas y en el aislamiento de Francia (su principal enemiga desde la Guerra Franco-prusiana de 1871 que permitió la Unificación alemana y anexionó los territorios fronterizos de Alsacia y Lorena), y aunque evitó varias veces el comienzo de una guerra mundial, se apoyó en tratados con cláusulas secretas que acabaron por crear bloques de potencias que, tras su apartamiento de la cancillería con Guillermo II, abocaron a la Primera Guerra Mundial.
En política interior, Bismarck combatió el
movimiento obrero emergente, organizado en el Partido Socialdemócrata de Alemania, prohibiendo varias de sus organizaciones aunque se consentía su representación parlamentaria a través de candidatos independientes, que hábilmente quedaban marginados del juego político; en cambio (o más bien por la misma causa), Bismarck contribuyó a construir lo que puede considerarse el comienzo del Estado del bienestar, mediante mecanismos como la pensión de jubilación obligatoria y sistemas de seguridad social para la previsión de enfermedades y accidentes para los trabajadores. Estimuló el movimiento llamado Kulturkampf (guerra cultural) que identificaba a Alemania con la cultura protestante del norte frente al catolicismo del sur, que se organizó en el Partido del Centro (Zentrum). La política de Bismark contra el catolicismo duró hasta que consideró que el mayor peligro para Alemania eran los emergentes comunistas y socialistas (sin distinción práctica en aquella época), mientras que dejó de considerar como peligrosos a los católicos, y los incluyó en su política parlamentaria como un apoyo más contra el nuevo grupo emergente que amenazaba con desestabilizar sus planes para Alemania.


JUVENTUD


Bismarck nació en Schönhausen (Sajonia-Anhalt) el 1 de abril de 1815, hijo de Fernando von Bismarck, militar, y de Wilhelmine Mencken. Tuvo una hermana, Malwina, con quien tuvo una gran relación manteniendo correspondencia con asiduidad. Por la insistencia de su madre aceptó realizar la instrucción secundaria clásica y estudió Derecho en Gotinga y Berlín, aunque con poca asiduidad y comportamiento poco maduro. A pesar de ello no descuidó sus lecturas: Alexandre de Hohenlohe quedaba estupefacto ante el número de libros que había leído en su juventud y la capacidad de recordar multitud de citas de cada autor en su lengua original. Tras sus estudios fue designado para la prefectura de Aquisgrán (un cargo administrativo menor, cuando aspiraba a la carrera diplomática).
A la muerte de su madre en
1839, se consagra a la gestión del dominio familiar en Pomerania, lo que no le supone una actividad estimulante. Accede a un puesto de intendente, donde demuestra empeño y esmero. En 1843 encuentra el amor de su vida en María von Thadden, quien ya estaba casada; María muere en 1846. Por amor a ella, y cumpliendo su póstumo deseo, Bismarck se casa con su mejor amiga Johanna von Puttkamer en 1847, una luterana pietista que le influirá desde el punto de vista religioso. De esa unión nacieron tres niños. No obstante, Johanna se interesó poco por los convencionalismos y por la política, que implicará cada vez más a su marido. Fue su hermana Malwina quien desempeñó el papel de conse.



UNIFICACION DE ALEMANIA


Bismarck consigue unificar Alemania llevando a cabo una serie de guerras. Esta política siempre fue ejecutada con realismo y oportunismo, y no según un plan preestablecido como podría creerse. Para que estas guerras no degeneraran en un conflicto generalizado de imposible gestión, Bismarck desarrolló una política de aproximación con Rusia (que consideraba indestructible a causa de su tamaño), el Segundo Imperio francés e Inglaterra. En el interior debe luchar primeramente contra la asamblea, hostil hacia su política exterior, pero también contra su soberano, al que consigue manipular.
En primer lugar, en cooperación con Austria, Prusia triunfa en la
Guerra de los Ducados y Schleswig-Holstein se toman a Dinamarca tras el consiguiente tratado de paz, concluido en Viena el 30 de octubre de 1864. Luego, en 1866, pretextando una mala gestión de los Ducados, ataca a Austria (inmersa al mismo tiempo en el conflicto de la unificación italiana) derrotándola en la llamada Guerra de las Siete Semanas, donde se demuestra su superioridad organizativa. El resultado territorial fue la anexión de Hanóver, Hesse-Kassel, Nassau y Fráncfort del Meno a Prusia, con lo que se crea la Confederación Alemana del Norte. El 26 de julio, algunos días después de la victoria prusiana, el emperador de los franceses, Napoléon III, le había confiado al embajador de Prusia en París que no veía ninguna objeción en la anexión de Hanover y de Hesse -a pesar de los cuatro millones de habitantes a que afectaba la decisión-.
De esta forma, Prusia se convirtió en la potencia hegemónica en Alemania y pudo establecer la unión de los estados alemanes situados al norte del
río Meno (Main), constituida en 1867. Esta alianza reemplazó a la Confederación Germánica. Fueron 22 los estados alemanes que se incorporaron a la Confederación de Alemania del Norte. El poder legislativo quedó repartido en dos asambleas: el Reichstag (Dieta o Parlamento) y el Bundesrat (Consejo Federal).
La Confederación estableció alianzas con
Baviera, Wurtemberg y el gran ducado de Baden, comprometidos a poner sus tropas bajo el mando del rey de Prusia si un tercer estado atacara a algún miembro de la Confederación. La Dieta fue elegida mediante sufragio universal, la nueva Constitución entró en vigor el 1.° de julio de 1867 y Bismarck se convirtió en canciller de la nueva Confederación. La Constitución contemplaba que cada estado sería autónomo en materia de finanzas, justicia, culto y enseñanza. La Confederación dirigía ejército, marina, política exterior, legislación comercial, aduanas, moneda, legislación civil y correos. El poder ejecutivo residía en la presidencia desempeñada por el rey de Prusia (con carácter hereditario), que era el responsable de la política exterior, comandante supremo del ejército y que ejercía el poder a través del canciller, que sólo respondía ante él.
Después de haber provocado a Francia por la cuestión de la
elección del rey de España (cuyo trono estaba vacante tras la revolución de 1868), la Guerra Franco-prusiana estalla en 1870 y los Estados de Alemania del Sur, considerando a Francia como el agresor, apoyan militarmente a la Confederación de Alemania del Norte. Francia sufre una derrota humillante y Guillermo I se hace aclamar Emperador de Alemania en Versalles en 1871. El tratado de paz firmado permite a Alemania anexionarse Alsacia y Lorena. Sin embargo, esta última guerra provoca una gran reacción patriótica francesa, que hace predecir a Bismarck la Primera Guerra Mundial, obligándole a iniciar el difícil equilibrio de su sistema de alianzas.
Bismarck es, pues, el principal artífice de la creación del
Imperio Alemán de 1871, dirigido por Prusia y que excluía a Austria.